El síndrome de fatiga crónica puede desencadenarse tras una infección viral y con el paso del COVID-19 muchas personas han sido afectadas, parte de la solución radica en la forma en que estás alimentando las bacterias no patógenas que viven en el intestino, el microbioma intestinal.
FOTOGRAFÍA DE MARTIN OEGGERLI, MICRONAUT. KINDLY SUPPORTED BY UNIVERSITY HOSPITAL BASEL AND SCHOOL OF LIFE SCIENCES, FHNW
Varias investigaciones concuerdan en que el microbioma intestinal y el síndrome de fatiga crónica o encefalomielitis miálgica, están estrechamente ligados. Los síntomas de la misma se manifiestan como:
Fatiga intensa
Problemas gastrointestinales
Dolor muscular
Problemas de concentración
Dolores de cabeza
La fatiga crónica es ocasionada tras una infección vírica, hasta la fecha los científicos no comprenden bien cómo funciona la enfermedad y no existen tratamientos conocidos. 1
Relación intestino - cerebro
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Cornell en Nueva York, las personas con fatiga crónica no solo presentan una microbiota alterada y menor, sino que también tienen mayor permeabilidad intestinal. Esta permeabilidad puede estar relacionada con la inflamación de los pacientes. Otra investigación concluyó que la proliferación de algunas bacterias en el intestino delgado también puede desencadenar alteraciones cognitivas. 2
La relación entre intestino y cerebro es bidireccional, y es que además de encontrarse implicaciones del intestino en el cerebro, también se ha visto que el cerebro puede influir de manera positiva o negativa sobre nuestro estado intestinal. En otras palabras, factores como el estrés o la ansiedad, pueden provocar alteraciones en la microbiota que se han relacionado directamente con el aumento de permeabilidad. 3
Alteraciones en el intestino
En los dos estudios recientes publicados en Cell Host & Microbe, grupos de investigación de la Universidad de Columbia y el Jackson Laboratory, un instituto sin ánimo de lucro con sede en Maine, realizaron análisis detallados de los microbios presentes en muestras de heces de pacientes con EM/SFC y los compararon con controles sanos.
Los dos grupos descubrieron que especies bacterianas similares estaban menos presentes en los pacientes con EM/SFC que en los pacientes de control. Se centraron en las bacterias que producen butirato, un ácido graso que interviene en la regulación del metabolismo y el sistema inmunitario.
El butirato desempeña varias funciones:
Dirige la respuesta del organismo a las infecciones
Protege la barrera entre el intestino y el sistema circulatorio
Regula los cambios genéticos de las células
Williams y sus colegas analizaron exhaustivamente el papel del butirato en los intestinos de los pacientes con EM/SFC, identificando incluso una correlación entre niveles bajos de bacterias productoras de este ácido y síntomas más graves. 4
Butirato en la dieta, regula tu metabolismo y defensas
En este punto, debemos retomar el tema de los “prebióticos”, aquellos alimentos que estimulan el crecimiento bacteriano. En este caso, el prebiótico por excelencia será la fibra que obtendremos de vegetales y frutas.
El esquema, es sencillo: al aportar fibra a las bacterias, ellas producirán butirato. Es una simbiosis perfecta. Los carbohidratos complejos de los vegetales que ingerimos, llegan casi intactos al intestino, donde sirven de alimento a las bacterias. El butirato producido por estas, “alimenta” a las células epiteliales del intestino para que puedan producir energía.
Alimentos interesantes ricos en fibra a incluir en nuestra alimentación son:
Legumbres: guisantes, lentejas y alubias.
Vegetales: brócoli, nabo, col, coliflor, cebollas, espárragos.
Frutas: Frambuesa, pera, manzana, plátano, naranja, fresa.
Cereales integrales
Frutos secos: almendras, pistachos.
Las mujeres deben tratar de comer por lo menos de 21-25 gramos de fibra al día, mientras que los hombres deben tratar de comer de 30-38 gramos al día.
En caso de padecer una EII o Síndrome de Colon Irritable, la fibra al principio puede generarnos algo más de malestar. Se produce mucho gas y aumenta el bolo fecal. Por este motivo, para controlar posibles déficits y evitar sintomatologías molestas, es necesario realizar una dieta bajo supervisión profesional. El nutricionista guiará los pasos del paciente, para eliminar o añadir alimentos en el momento correcto. Incluso si hay dificultad de introducir la fibra necesaria en la dieta, se puede valorar el uso de suplementos de butirato formulados correctamente y de alta calidad. 5
Fuentes:
1. Martin Oeggerli, Micronaut. Kindly supported by University Hospital Basel and School of Life Sciences, FHNW. (2023, March 10). Una nueva investigación revela conexiones entre determinadas bacterias intestinales y el síndrome de fatiga crónica, una dolencia a menudo relacionada con la COVID larga. National Geographic. https://www.nationalgeographic.es/ciencia/2023/03/en-busca-de-una-cura-para-la-fatiga-cronica-o-encefalomielitis-mialgica
2. Coral, L. Á. D. (2023, August 29). Síndrome de fatiga crónica: relación que existe con bacterias intestinales y microbiota. El Tiempo. https://www.eltiempo.com/salud/sindrome-de-fatiga-cronica-relacion-que-existe-con-bacterias-intestinales-y-microbiota-800614
3. Aranda, R. (2023). Permeabilidad intestinal. Escuela Salud Integrativa. https://www.esi.academy/permeabilidad-intestinal
4. Martin Oeggerli, Micronaut. Kindly supported by University Hospital Basel and School of Life Sciences, FHNW. (2023, March 10). Una nueva investigación revela conexiones entre determinadas bacterias intestinales y el síndrome de fatiga crónica, una dolencia a menudo relacionada con la COVID larga. National Geographic. https://www.nationalgeographic.es/ciencia/2023/03/en-busca-de-una-cura-para-la-fatiga-cronica-o-encefalomielitis-mialgica
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