Varios estudios han confirmado que los niños que descansan menos horas, están en riesgo de padecer obesidad.
Cuantas menos horas dormimos, menor será la concentración de leptina, y mayor la de grelina, por lo que tendremos más hambre.
Un cambio en los hábitos del sueño, aumentando las horas de sueño, puede prevenir la obesidad infantil, y los problemas físicos y mentales que de ella se derivan.
Una de las medidas primordiales que se deben adoptar antes de la aparición de la obesidad es la prevención. Son necesarias sesiones de formación a niños y adultos para prevenir los casos de obesidad en la etapa adulta.
Algunas de la medidas que deben adoptarse para llevar a cabo esta prevención son:
Realizar ejercicio físico diario es fundamental para un óptimo desarrollo físico, para prevenir enfermedades, y favorecer la autoestima y las relaciones sociales.
Tener una alimentación variada, en la que predomine la fruta y las verduras, ricas en vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra con un bajo nivel calórico.
Dormir 8 horas al día, favorece un crecimiento adecuado, una mayor capacidad de memoria y concentración, y una reducción del riesgo de padecer obesidad infantil.
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